a media vida cuando ya no estas comienza mi libro

Hoy, de camino a casa en las sencillas, económicas y espaciosas instalaciones de una combi arequipeña recibi la lección de mi vida.
Fue una semana amena con grata y familiar compañía, porque de hecho, se trataba de mi mamá, mi hermano, y las frecuentes visitas de mi gran amigo "Caba"; que por cierto, se llama Andrés, pero bueno, ya lo conocemos como Caba.
Hoy como cualquier mañana en día de semana, tenía clases en la universidad, a las que ovbiamente no podía dejar de asistir. Pero esta mañana al despertar, recordé: "Ya no tenía que prepararme yo mismo el desayuno, mi mamá estaba en casa", lo cual significaba que podía dormir un poco más, sensación que me generó una inmediata sonriza, y me eche a dormir nuevamente.
Pero esta mañana notaba mi habitación, la cual compartía con las visitas, en esta oportunidad, con mi mamá, mas iluminada. Era el sol que invadía mi habitación con completa facilidad, por que mi mamá se había dignado a lavar mis cortinas. ¡Qué lindo gesto de mi mama!; pero mi cama era un sauna, y ya no podía dormir mas. Resignado y obligado a abrir los ojos en contra de mi voluntad, me despegué de las zábanas, y de camino al baño, que por cierto, estaba ubicado al fondo a la derecha, como suelen señalarlo en las películas, salude a mi mamá que estaba en la cocina.
- Haabla Ruthi, buenos días como estas.
- Hola hijito, anda vístete oye, no andes calato.
Por cierto, me olvidaba mencionar que duermo en calzoncillos, y un polo, el que mas cerca encuentre a la mano antes de dormir.
Aún en la misma ruta, salude también a mi hermano, que estaba aun recostado en su cuarto viendo los resúmenes deportivos, del fin de semana.
- Hola Berlyto.
- Hola Polci.
Asi de simple y afectuoso es como yo y mi hermano nos tratamos.
Y ya finalmente, al llegar a mi destino, mi cuerpo; de estatura media, tronco y piernas bien proporcionadas, aunque brazos requieren sin exagerada urgencia de un gimnasio; hizo lo suyo.